jueves, 13 de julio de 2017

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Conoceme

El cielo se encontraba totalmente oscuro, las nubes cargadas acechaban por todo el continente, era una tormenta como nunca antes se había visto...

para ser aproximadamente las 16:00 hrs. del día, pareciera que ya era de noche, en muy pocas ocaciones se habían visto nubes tan densas, tan unidas como un gran manto, suave y terso, cual sabana de colores grises y negros sobre una cama, un manto que evitaba que los rayos del sol tocaran la superficie de la tierra.

los edificios se encontraban totalmente iluminados, rascacielos, casas, parques, las luces de las calles y avenidas ya habían anunciado que los rayos de sol no tacarian mas por esa tarde a toda la ciudad.

Liandrien era una completa urbe de hierro, con mas de 800,000 habitantes, todos acostumbrados a la gran actividad que cualquier gran ciudad capital podría ofrecer.

por la zona norte de la ciudad las primeras gotas hacían acto de presencia, precipitándose desde aquel manto frió y oscuro, ahora tan oscuro que pareciera que el cielo azul había dejado de existir, como si de repente alguien hubiera quitado toda la atmosfera de la tierra y unicamente dejara la negrura del espacio pero sin estrellas, siendo los unicos destelloz de luz que iluminaban esa negrura, los relampagos que se empezaba a vizlumbrar dentro de las nubes, relampagos extrañamente sin sonido, simples luces en todas direcciones, que de momentos dejaban de verse para luego volver como bailarinas dentro de las nubes, y eso auguraba que aquella tormenta no era para nada normal.

el golpeteo de las gotas al finalizar su recorrido desde el cielo, intentaban formar una sinfonia que para unos que otros seria de alguna manera relajante, tranquilizadora, desestrezante, el olor a tierra humeda empezaba a sentirse en el ambiente y esto completaba un sin fin de sensaciones que relajaria cualquier tipo de tension, la mayoria de la gente ya habia comenzando a guarecerce en sus domicilios, cerrando ventanas y cortinas dentro de sus domicilios u oficinas.

la zona norte era la unica zona en la ciudad con casas separadas entre si, ahi se encontraban los primeros asentamientos de la ciudad, por lo cual daba un pintorezco panorama ya que ahi no se encontraba ningun edificio industrial y ninguno lo suficientemente alto como para opacar la hermosa vista que cerca de 100, 000 casas podia ofrecer, todas con la misma arquitectura, pero cada una con ciertas caracteristicas que las hacian diferentes entre si, cada una de ellas con su respectivo cesped en la entrada y algunas con arboles de diversos frutos en los patios traseros, era algo digno de poder sentarse a ver desde el mirador del edificio Royal Trank, el unico lo suficientemente cerca y lo suficientemente alto para ser el centro de atencion de muchos visitantes, ya que desde ahi se podia obtener una foto digna de concurso o minimo para una bella postal.


En toda la historia de la ciudad nunca se habia visto esa cantidad de nubes juntas en el cielo, pero a eso a nadie le importaba, en las noticias se encontraban transmitiendo la final del del deporte local, y los noticiarios daban el reporte del clima de una manera muy esporadica y sin importancia, ya que unas cuantas nubes no eran nada para esa gran ciudad.

En el lado sur de la ciudad se encontraban la zona industrial, ahi se ubicaban todas y cada una de las fabricas para la produccion de todo aquello que el ser humano pudiera imaginar, logrando con esto que fuera una ciudad autosuficiente o por lo menos lo suficiente mente competitiba con los demas continentes del mundo con un desarrollo industrial y tecnológico por de más que avanzado y dentro de las mejores ciudades en las cuales vivir.

Las nubes anunciaban que la lluvia seria algo catastrofica, pero por el contrario, empezo a caer levemente, ligera y suave como si las gotas de lluvia no quisieran hacer contacto con nadie o nada al tocar la tierra, para despues empezar a caer moderadamente dejando a las casas del norte un ambiente de paz y tranquilidad.

Las gotas golpeteaban con los tejados de la casas, y por una de las ventanas de la casa numero 4032 de la calle Frierd I. Weyd, se podia ver como la lluvia caia de manera uniforme; sin la presencia del viento pareciera que las gotas dibujaban lineas rectas en el aire, en el interior de la casa una figura femenina observaba.

unicamente se dedicaba a mirar como la lluvia caia, se le veia totalmente relajada y tranquila; algo melancolica para el resto de las personas pero la lluvia le inspiraba algo tranquilizante y relajador que ni el tranquilizante más poderoso le haría tal efecto.

se encontraba sentada en el piso junto a la ventana para poder observar aquella vista que en mas de una ocasion le traia viejos recuerdos de su infancia.

con el menton apollado sobre la rodilla derecha y la otra pierna extendida sobre el piso, relajaba el cuerpo observando aquel panorama, apoyando su frente con el grueso cristal de las ventanas, permitiendo que sus ojos color avellana no se perdiera del mas minimo detalle de aquel espectaculo,

unicamente vestida con una camisa holgada color blanca y ropa interior azul, en una habitacion no muy grande, pero para los fines que ella necesitaba en ocasiones le pareciara la habitacion mas grande del mundo.

junto a ella una taza de cafe humeante recien preparada con unos cuantos sobres de azucar, no muy dulce lo suficiente como para darle algo de sabor y quitarle el amargo del cafe, segun siempre decia ella; ademas un libro que tenia escrito como titulo: Soul Silver.

Siendo una lectora asidua, leia casi cualquier tipo de libros, fantasia, horror, suspenso, siendo estos los que mas le llamaban la atencion, aunque podia leer de cualquier otro genero, mientras contuvieran algo que a ella le produjera la sensacion que a cualquier chef le produce preparar el mas suculento platillo.

una comoda ataviada con libros, un reloj de pared y una cama eran sus fieles compañeros mudos de tantas horas de lectura que ahi en esa habitiacion sucedian, no necesitaba mas para blandir espadas junto a sus heroinas, o cruzar mares abordo de barcos, o cantando canciones durante un concierto en el espacio.

su cabello color castaño amarrado con una liga de tela le caia por su hombro derecho, no muy largo pero si lo suficiente como para que en ocasiones le molestara y le dieran ganas de cortarselo, pero que en otras le encantaba la longitud que estaba teniendo.

dando un gran suspiro y tomando un sorbo de su cafe, tomo el libro entre sus manos y busco en donde se habia quedado hacia ya unos 15 0 20 minutos, localizando el separador que su amiga Colling le habia regalado en su cumpleaños numero 19, nada ostentoso algo sencilllo hecho a mano con foami y con una pequeña dedicatoria en la parte posterior que decia: "Lidrid no te pierdas en tus mundos de fantasia, llamame de vez en cuando", y continuo leyendo.

"-despues de tanto tiempo sin vernos querido Darwin, estoy muy contento de verte. que ha sido de ti y tu familia?. Dijo Castler sorprendido de ver a su amigo despues de 8 años sin ver a aquel Ruthler que alguna vez le habia salvado la vida en dos ocasiones y al mismo tiempo sorprendido ya que en el no habian pasado los años.
-no mucho Castler, hemos estado vagando, despues de la guerra... dijo Darwin con una voz entrecortada... despues de la muerte de algunos de mis hermanos en Loriat, mis demas hermanos y yo hemos estado huyendo, ya que los hombres de Endorien juraron venganza despues de que mi padre matara o que se yo habra hecho su lider.
-hay alguna manera en que te pueda ayudar?, necesitas algo?
-Si tuvieras un lugar donde podamos estar. un lugar donde sentir nuevamente que es nuestro hogar, seria de gran ayuda, pero es mucho pedir mi amigo.
-Para nada, despues de aquello, me parece poco en pago a mi vida."

los relampagos empezaron a retumbar con mas fuerza en el cielo, pero la lluvia a eso no le importaba, como si el cielo estuviera regañando a las gotas para que calleran mas aprisa, que se apuraran a descargarse en la tierra, pero a ellas eso no les importaba, continuaban su camino sin prisa y a la misma velocidad que hace unos momentos.

el reloj de la pared ya marcaba las 18:00 hrs. era un reloj antiguo, una pieza digna de museo, una reliquia de familia, que si bien ya habia pasado por cerca de 10 generaciones, aun se conservaba funcionando como si fuese el primer dia que lo hayan puesto en marcha; en lugar de numeros tenia nombres extraños, ninguno igual a otro pero todos comenzando con el mismo simbolo extraño del principio, una marca extraña en forma de ojo.

al parecer nadie en la familia se habia preocupado por averiguar que significaban, ya que todos asumian lo obvio, que aquello habia sido una broma del fabricante y que tal ves el señor Weyd se lo habia dicho a la familia, a la que le regalo ese reloj, y que ademas para muchos miembros de la familia hacia que el reloj tuviera la caracteristica de unico en su tipo.

el reloj era totalmente de madera pareciera que fue tallado en una sola piezas, era rectangular con diferentes marcas en todo su alrededor, donde se encontraba la numeracion una de metales se extendia de forma circular desde el centro hasta la periferia, nunca habian tenido que cambiar ninguna pieza del mismo, simplemente el reloj era guardado en un baul especial para su traslado y puesto en la siguiente pared, donde pasaba los dias, horas y minutos hasta la proxima generacion.

algo digno de hacer notar en el reloj era que tenia una manecilla que giraba encontra de las demas, pero que nunca habia logrado llegar hasta lo que ellos denominaban el 12, o que en la simbologia extraña podria verse como "(0)Flaopen" o por lo menos eso es lo que todo mundo podia ver. el fabricante menciono que algo extraordinario pasaria cuando esta manecilla alcanzara nuevamente las 12, pero que esto tardaria un poco, cosa que despues del paso de los años, ya todos habian desistido de ser testigos de aquello sorprendete que les habian augurado.

Lidrid no se habia percatado que hoy era el dia prometido, que hoy la manecilla estaba apunto de tocar el punto mas alto en la supuesta escala numerida de aquel supuesto reloj, que hoy seria el dia en que algo extraordinario sucederia, pero a la chica esto no le importaba, inmersa en la lectura no se dio como la manecilla estaba a punto de alcanzar por asi decirlo la tierra prometida.

las nubes no parecieran ceder, un manto tan inmenso que pareciera no terminar caminaba sobre la ciudad, como si se tratase de la cinta de una caminadora electrica que se reciclaba automaticamente y de momento todo volvia a sus inicios de hoy en la tarde, toda la ciudad ya se encontraba bajo el castigo moderado e incansable del agua  y que mas de uno penso que no terminaria jamas.

























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